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Profe de música la rompe con una chacarera para cuidarnos del Covid

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Buscando estrategias para llegar a sus alumnos, un profesor de música de Cipolletti, (Gustavo Lucentini), le puso letra y melodía a una canción que enseña a cuidarnos del coronavirus y ya la rompe en las redes sociales. Se llama la Chacarera del protocolo, y como su nombre lo indica, recuerda los consejos que escuchamos a diario, hasta el cansancio, aunque con mucha más gracia y encanto.
«Chacarera, chacarera, que hoy yo te quiero cantar, con algunos consejitos que no debes olvidar/Lavarse las manos, usar el barbijo, mantener distancia, limpiar bien los pisos/No compartas mate ni las botellitas con algún amigo o alguna amiguita/ Chacarera, chacarera que yo te quiero cantar para que todos muy pronto nos volvamos encontrar», comienza diciendo la canción, donde suenan voces y acordes de una guitarra, un violín y otros instrumentos.
Es muy pegadiza y fácil de cantar; y como dice la canción: «No te olvides que hay un virus que nos hace mucho mal/si aprendés toda la letra no te debes preocupar». Suenan los vientos de una quena y un sikus y el toquecito de un bombo que acompaña la melodía hasta el final. «Si no es necesario salir, quédate en tu casa y verás que pronto todo esto pasa», reza la pegadiza chacarera, mientras «se va la segunda».
Gustavo Lucentini, el creador de la letra y melodía de la Chacarera del protocolo, es profesor de música en dos escuelas primarias de Cipolletti: la 305, ubicada en Primeros Pobladores al 1600; y la 142 de Colonia María Elvira.
Ya tenía algunas frases en la cabeza y la idea fija de encontrar la manera de generar conciencia en sus alumnos. Se presentó la oportunidad de darle forma e impulso cuando a partir de un trabajo interdisciplinario que surgió en la Escuela 305, apuró los bosquejos que tenía y otro profesor -Jorge Cortéz- se acopló a la iniciativa. Con esta chacarera sumaron su granito de arena a los contenidos de otras áreas.
Fueron tres días de intenso trabajo. Lucentini grabó su voz, la guitarra y el bombo. Luego fue su hija Lourdes, de 10 años, para incorporar los arreglos del violín; y más tarde, el profesor Cortéz hizo sonar la quena y el sikus, mientras la esposa de éste, Cintia Grigera, ponía la otra voz de esta canción. El proceso creativo de grabación y edición tuvo lugar en un estudio cipoleño, Olatte Rec.
«Preparé el video en casa con imágenes de los ensayos y la grabación; y ayer lo compartimos con algunos familiares y amigos íntimos. Cuando nos dimos cuenta, la canción ya estaba en todos lados. Terrible el alcance que tuvo, cómo había gustado. Tuve que hacer un canal de Youtube para subirla y resguardar el trabajo», comentó el profesor.
La Chacarera del protocolo fue más allá de Cipolletti y viajó a otras provincias, como Buenos Aires, Mendoza y Córdoba. Otros, más lejos, reprodujeron el video en Chile y España; y no hay techo que valga en las redes, donde los limites de lo posible son muy difíciles de medir, en tanto la canción del profesor se siga viralizando.

 
«Lourdes, la niña del violín, es mi hija. Tiene 10 años y comparte conmigo esta pasión, la música. Pero es la primera vez que tocamos juntos, que ensayamos y grabamos», contó el profe Gustavo, y no pudo disimular el orgullo y la emoción que le provoca haber compartido esta experiencia con ella.
Inicialmente, el objetivo de esta canción era llegar a sus alumnos. Luego, llegar a toda la población, en un momento que consideró difícil y necesita de la conciencia de todos. Por eso, dice la chacarera «que se aprendan toda la letra».
«Nunca imaginé el alcance que iba a tener, estoy muy contento. Es una alegría enorme que haya gustado y que la gente se aprenda la canción, la baile o la cante, pero que la aprenda como sea. Es fácil, pegadiza y no hace falta mucha memoria para recordar los cuidados, así que ahora no podemos decir que no sabemos cómo cuidarnos. Ya lo sabemos desde antes y lo reforzamos con la música», sostuvo el profesor de música.
Gustavo tiene 51 años y es papá de dos hijas: una de ellas es la pequeña violinista de la familia, la otra, una estudiante de 22 años que va a la facultad. Se dedica a la docencia y en sus ratos libres también hace música con su voz y sus manos. Comenzó este camino hace 35 años, aunque su primer contacto lo tuvo a los 8 cuando su madre lo llevó a una escuela de folclore. Más tarde, siendo un adolescente, tuvo sus primeras bandas e incursionó en distintos ritmos, como grupos de cumbia en Buenos Aires y de cuarteto, en Córdoba.
Es, además, el creador de otra canción que se ganó el corazón de las escuelas cipoleñas, desde jardín hasta séptimo grado. Hace 15 años atrás se la regaló a un cuarto grado que prometía la bandera y ya es un clásico de muchas instituciones. Se llama Color de cielo y lleva la melodía de otro tema muy popular, Ojos de cielo, de la gigante Mercedes Sosa. Otro «orgullo enorme», confesó el profesor.
 
Fuente: (LMCipolletti)



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