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25 de mayo «no tiene Cura»

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Una situación de ribetes de escándalo vive la Diócesis Católica de Santa Rosa, el obispo Raúl Martín expulsó al sacerdote Luis Murri, quien estaba a cargo de la parroquia de 25 de Mayo, y éste lo cruzó con dureza. El fondo de la cuestión es la grieta que cruza a la Iglesia Católica enfrentando a curas “ortodoxos” y “modernistas”. Según el cura lo echaron por “no ponerse de rodillas ante la falsa iglesia”.

La decisión de monseñor Martín fue tomada en diciembre. El prelado decidió que Murri volviera a prestar servicios religiosos a la diócesis de San Rafael, Mendoza, a la que pertenece según el orden episcopal. En tanto el cura habla de “persecución”.
Vale señalar que desde la llegada de Martín en 2012, se conocieron situaciones de choque entre su moderna visión de la Iglesia y muchos de los sectores católicos de La Pampa, en especial con el interior de neto corte tradicional. Una muestra de las varias “diferencias” que se plantearon tiene que ver con la liturgia de la misa. El año pasado, el obispo, que entiende que hay que modernizar las prácticas religiosas, “prohibió” tomar la eucaristía de rodillas, lo que produjo resistencia entre gran parte de la comunidad católica.
 
Cura ortodoxo.
Uno de los disidentes en esta “nueva visión” es el sacerdote Luis Murri, quien llegó a La Pampa en 1995 junto a varios otros que fueron convocados por monseñor Rinaldo Fidel Brédice, otro ortodoxo. Prestó servicios en varias localidades pampeanas tales como Quemú Quemú, Alta Italia, Ingeniero Luiggi y Embajador Martini. Y, desde hace algunos años, en 25 de Mayo, y zonas aledañas como Puelén y Casa de Piedra.
En 2008, este diario puso en superficie varios cuestionamientos que parte de la sociedad pampeana le hacía a Murri. En una nota se reveló que el, entonces párroco de la parroquia “Santa Elena” de Ingeniero Luiggi, era un admirador del sacerdote Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu, fundador del grupo nacionalista y filonazi Tacuara (de claro perfil anticomunista, antidemocrático y católico aparecido en los años ’60). También que participa de la revista de ultraderecha Cabildo.
A comienzos de 2000, mientras cumplía su ministerio en Quemú Quemú, tuvo que dejar de dar clases de “orientación católica” de un colegio católico de General Pico por la denuncia de varios padres por su adscripción a lo más conservador de la Iglesia. Los directivos tuvieron quejas de parte de padres y madres de alumnos de la institución por algunos excesos en los contenidos de sus clases donde, según testigos llegó a hablar de métodos como la autoflagelación.
 
Despedida polémica.
Murri ya dejó la parroquia de 25 de Mayo. Hasta fue a despedirlo una delegación de unos cincuenta feligreses de varios pueblos del norte provincial donde el cura ejerció su ministerio.
Eligió a un medio “amigo”, tal es el sitio web “Adelante la Fe”, donde publicaron su “carta de despedida”. Lo hizo en términos de crítica con extrema dureza hacia la figura del obispo Raúl Martín, en los que abunda en citas bíblicas para basamentar su visión.
El sacerdote acusó a Martín de ejercer persecución y hostigamiento contra él. “Creo que ninguno de los destinatarios de esta carta ignora que la peor persecución hoy viene del seno de la misma Iglesia. No de la Iglesia fiel, la Esposa Santa del Verbo Crucificado, sino de aquella falsa Iglesia, la ‘Gran Ramera’ (Ap. 17, 2), adúltera, prostituida en sus dogmas, en su moral, en sus costumbres, en sus criterios, en sus pastores, vergonzosamente desposada con el mundo”, disparó.
“Para la falsa Iglesia, un pecado imperdonable he cometido en mis años de ministerio: no haber doblado ante ella mis rodillas ni haber besado sus labios (cf. 1 Rey. 19, 18)”, agregó.
En otro párrafo de su carta el cura blanquea cuáles fueron los argumentos que el obispo esgrimió para sacarlo de La Pampa. “El actual obispo, monseñor Raúl Martín, me dice que me debo ir. ¿La razón? Según él, ‘cosas que rompen la unidad’, mi ‘pastoral no suma’ en la diócesis, mi ‘estilo sacerdotal y mi formación’ no se adaptan al molde de la Iglesia pampeana”, reveló.
“Me siento honrado por ‘no haber sumado’ látigos en las espaldas de Jesucristo, por no haberme adaptado al molde de la ‘unidad’ que se me quería imponer, sobre todo en los últimos años. En verdad, nunca pretendí servir a la ‘Iglesia pampeana’, sino a la Iglesia Católica en La Pampa”, concluyó Murri.



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