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#8M: Del festejo con bombones y flores, a la lucha

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Aunque la fecha tiene que ver con el reclamo por la equidad de género, por años quedó asociada a clichés de índole comercial. En este 2020, un kit con recomendaciones busca cambiar los tradicionales agasajos en las empresas.
Durante muchos años el Día de la Mujer fue sinónimo de flores, bombones, promociones con descuentos para sesiones de masajes, cosméticos, almuerzos y tardes de té. Gestos, felicitaciones y regalos que exacerbaban la dictadura de los estereotipos de género y un “deber ser” vinculado a la belleza, la amabilidad, la dulzura, la delicadeza y la maternidad; cuando no, lo etéreo e inmaculado. Agasajos y celebraciones en un día excepcional y netamente comercial que, además de dejar afuera a quienes no encajaban en ese corset, subestimaban a quienes recibían con simpatía el homenaje. Un “reconocimiento” que soslayaba, olvidaba y vaciaba de contenido su razón de ser.

De alguna manera, ese desdibujamiento persiste al día de hoy. Según una encuesta realizada en Chile por la consultora Bare International, un 79% de los hombres y mujeres que participaron del muestreo señaló conocer las razones de esta conmemoración, aunque sólo un tercio de quienes respondieron positivamente fueron capaces de narrar el origen histórico de esta fecha en forma acertada.
Un 8 de marzo de 1857, un grupo de mujeres que trabajaban en la industria textil de Nueva York, organizaron una huelga y fueron reprimidas y detenidas por la policía. Luchaban contra los salarios bajos y las inhumanas condiciones laborales. La iniciativa sirvió como antecedente de organización para todos los movimientos feministas del mundo. De hecho, dos años más tarde, esas mujeres crearon su primer sindicato con el fin de protegerse y conseguir derechos laborales básicos.
Un nuevo punto de inflexión, que derivó en la conmemoración del Día de la Mujer como una jornada de reflexión y lucha en pos lograr equidad de género, fue la tragedia de las obreras textiles de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York, el 25 de marzo de 1911. Tras declararse en huelga por las condiciones infrahumanas en las que trabajaban, más de 120 mujeres murieron en un incendio que nunca se supo si fue provocado o no. El caso sacudió a la opinión pública estadounidense y provocó cambios en la legislación laboral ya que visibilizó las infrahumanas condiciones laborales de la época, con el detalle de las trabajadoras no pudieron sobrevivir ya que todas las salidas de la fábrica estaban bloqueadas.
 
¿Cómo fue que se pasó de conmemorar la lucha obrera a festejar un día que promueve la compra compulsiva en el que muchos, e incluso muchas, ignoraban el motivo del tributo? ¿Cómo un chocolate o una flor ayudarían a crear conciencia para que las mujeres ganen más espacios en la sociedad?
Esas eran unas de las preguntas que se hacía la periodista Sonia Santoro, apenas cuatro años atrás, cuando en un artículo publicado en Página 12, relataba escenas que se multiplicaban con naturalidad en ese entonces. Tras mencionar promociones, eventos y hasta talleres/debates sobre “¿Qué hago con mi vida?” o “¿Qué me pongo y cómo me pinto?”, propuestos para engalanar a la mujer “en este día tan especial”, Santoro reflexionaba: “Todavía no tenía claro por qué deberíamos recibir regalos en este día. Pero parece que la confusión no es solo de las empresas que envían saludos, sino de algunas mujeres que esperan que al menos ‘las lleven’ a cenar. ‘Pero un regalito no le hace mal a nadie’, escuché por ahí”.

 
Actualmente se mantiene la tradición de los regalos y las promociones en bares, restaurantes, casas de cosméticas e indumentarias siguen multiplicándose con propuestas estereotipantes y clichés. Sin ir más lejos, una automotriz convocó a una charla con mujeres inspiradoras en Misiones para dar «tips para una longevidad sana» y de «imagen personal» con «preguntas que movilizan el alma».
Sin embargo, las diferentes vertientes del movimiento feminista lograron que el #8M vuelva a consustanciarse con su sentido original y sea sinónimo de lucha y debate: Mujeres que cambiaron el saludo de “Feliz día”, por el de “Feliz lucha”; que se declaran en huelga y que, con su ausencia en los espacios laborales y domésticos, hacen sentir el valor de su trabajo. Calles colmadas de pañuelos verdes y violetas, entre los que se asoman los rosas y naranjas. Pancartas y cánticos que reclaman derechos e igualdad; que suenan fuerte para pedir por el aborto legal y que se unen, hartos, en el potente grito de #NiUnaMenos, para erradicar la brutal ola de femicidios que día a día sacude a la sociedad sin que el Estado declare la emergencia por violencia de género.
Con apoyos silenciosos o contundentes, y también críticas, las voces del #8M ya no pueden ser ignoradas. Tal es así, que las marcas se aggiornaron para llegar a las consumidoras feministas y no perder ganancias ni dañar su imagen por mensajes anacrónicos y estigmatizantes.
Algo similar ocurre en las compañías puertas adentro. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a nivel global, más del 50% de las firmas que implementaron acciones de diversidad e igualdad de género afirmaron que, a partir de ellas, sus beneficios financieros subieron entre el 5 y el 20%.
Más allá de las numerosas excepciones, la tendencia es entender y adecuarse a los tiempos que corren. De ahí, que Red de empresas por la diversidad (RED) junto a la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) lanzaron el “ToolKit 8M”, una serie de recomendaciones sobre qué hacer y qué no en los espacios de trabajo en el Día de la Mujer.
“Muchos mensajes de ‘felicitación’ no solo tergiversan el origen y el objetivo del 8M, sino que incluso reafirman estereotipos de género y los micromachismos que sostienen las relaciones desiguales de poder. En lugar de felicitar a las mujeres, sería bueno distinguir a personas comprometidas/os con la igualdad de género”, advierte el informe de la RED y la UTDT, luego de dejar en claro que en este día “no se celebra la femineidad de las mujeres”.
A través del toolkit se recomienda evitar hacer actividades o regalos estereotipantes, como chocolatería, productos de belleza o arreglos florales, al tiempo que se da como opción ofrecer presentes, tanto a mujeres como varones, vinculados a la igualdad de género y el desarrollo de las mujeres en el mundo del trabajo.
La propuesta contempla el Paro Internacional de Mujeres y le aconseja a los mandos medios y altos de las organizaciones que, planifiquen la jornada de manera tal que las colaboradoras que quieran participar de la manifestaciones puedan tener el día libre o con menos compromisos, salir antes de sus horarios laborales y coordinar con sus colegas para que les brinden respaldo en ciertas tareas.

A su vez, se promueve el involucramiento de lo varones a partir de “talleres de reflexión y concientización” con el objetivo de que puedan empatizar con las barreras que enfrentan sus compañeras y ayudar a modificar hábitos culturales fuertemente arraigados o que nunca fueron cuestionados. En ese sentido, el escrito propone que se debata en forma conjunta asignaturas pendientes como el balance de género en la organización, la deconstrucción de estereotipos y roles de género, la baja participación de mujeres en áreas de decisión, violencia y acoso en el ámbito del trabajo, corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidado, construcción de liderazgos libres de estereotipos, entre otros temas.
A propósito, la encuesta chilena de Bare International reveló que el 55% de las mujeres encuestadas considera inapropiados los regalos para el Día de la Mujer. Como alternativa, las entrevistadas manifestaron que las charlas, los talleres y otras instancias de desarrollo personal o laboral son más pertinentes. A su vez, el 56% de las personas consultadas señaló que la conmemoración de la fecha ayuda a aumentar la visibilidad de los temas de género.
Según datos del Ministerio de Producción y Trabajo publicado recientemente en el diario El Cronista, las mujeres representan el 33% de la fuerza laboral en el sector privado en la Argentina y ganan en promedio un 22,8% menos que los hombres. Solo dos de cada diez empresas cuentan con mujeres en los cargos de máxima responsabilidad.
En tanto, un estudio realizado por la consultora norteamericana Mercer destacó que entre 2012 y 2019 existió una mejora en cuanto a la prevalencia de mujeres. Indicó que sólo el 40% de la fuerza laboral global es femenina, cifra ligeramente superior al 38% registrado hace cuatro años. De acuerdo al informe, la representación femenina en puestos de alta dirección está mejorando, pero disminuye a medida que avanzan los niveles de carrera. La investigación reveló que las mujeres representan el 47% del personal operativo y el 42% de los puestos profesionales, pero solo el 29% y el 23% de los puestos directivos y ejecutivos, respectivamente.

 
Hace una semana la petrolera estatal YPF lanzó una campaña por el Día de la Mujer. Además de un aviso publicitario en relación a la fecha con el mensaje «Feliz día va a ser cuando no haya más violencia contra las mujeres, cuando ganen lo mismo que los hombres, cuando se compartan las tareas hogareñas y cuando haya más mujeres en puestos de liderazgo», la dirección de la compañía asumió el compromiso de elevar el nivel de participación de mujeres en su staff del 20 % al 25% en los próximos cinco años. En cuando a liderazgo, el objetivo de la petrolera es llevarlo del 14,3 % a 18 %.
 
Aunque todavía queda un largo camino, es claro que el avance del movimiento feminista está generando cambios en diferentes estratos de la sociedad, incluidos los ámbitos de trabajo, ya sea por conveniencia o convicción, en menor o mayor grado.
 
Por Analía Castro – [email protected]



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