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Barril criollo. Cómo impacta el decreto del Gobierno en los precios de las naftas y el gasoil

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El Gobierno finalmente publicó el decreto que establece un precio sostén del barril de petróleo a US$45. Esto significa que las refinerías que operan las estaciones de servicio de YPF, Shell, Axion y Puma Energy deberán comprar el barril a ese precio a las productoras -YPF, Pan American Energy (PAE), Vista, Pluspetrol, Tecpetrol, Shell, Exxon, entre otras-. Este valor es mayor a la cotización internacional, que está en torno a los US$35, y que hasta ayer se tomaba como referencia en el mercado doméstico.

 

¿Cómo impacta el barril criollo en los precios de las naftas y gasoil en surtidor?

El precio en surtidor está formado principalmente por el costo del petróleo, de la logística, la inversión en marketing, el margen de ganancia y la carga impositiva. En un mercado normalizado (que no es el caso actual), el costo del barril representa el 38% del total, y está pactado en dólares. Por lo tanto, cada vez que sube el precio del barril y del dólar, aumenta el valor en surtidor.

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En este caso, el precio de las naftas y el gasoil no aumentará, sino que continuará igual, aunque las refinadoras advierten que de esta forma perderán plata, ya que los precios en surtidor reflejan un costo del barril de US$35, que podría ser del US$40 si se elimina el margen de ganancia. Además, el ritmo de devaluación que tuvo el tipo de cambio oficial en las últimas semanas y el aumento de la inflación continuarán presionando sobre los precios de la nafta y el gasoil (o sobre las pérdidas de las refinerías).

Por lo tanto, los usuarios pagarán un precio mayor al internacional y la industria será menos competitiva, ya que tendrá costos de energía más caros que sus competidores en el exterior. Sin embargo, es necesario aclarar que, entre 2002 y 2014 y en 2017, fueron las empresas quienes transfirieron recursos a los consumidores, ya que cobraban un valor de petróleo menor al que se pagaba en el mercado internacional.

¿Por qué el Gobierno estableció un precio sostén?

La medida fue promovida principalmente por las provincias petroleras, que se vieron afectas por la caída en los ingresos por regalías y que creen que, de esta manera, se podrá mantener el nivel de producción. Como ejemplo, los gobernadores señalan que en abril, las regalías se pagaron sobre un precio promedio del barril de US$21, cuando en marzo había sido de US$42 y en febrero, de US$51. Además, la cantidad vendida disminuyó 25% el mes pasado en relación al anterior. El impacto en arcas provinciales fue fatal.

Algunos productores locales, como Vista Oil -la petrolera que fundó el expresidente de YPF Miguel Galuccio- también hicieron campaña en que era necesario un barril criollo para poder mantener las inversiones, ya que a un valor de US$35, se hace más complicado invertir en nuevas perforaciones. De esta forma, las provincias y algunas productoras dicen que un barril criollo les permitiría sostener la actividad y, por lo tanto, los puestos de trabajo.

Las refinadoras y analistas del sector, por su parte, critican que, si el consumo no se recupera, no habrá precio sostén que permita mantener la producción, ya que no habrá quién compre ese petróleo. Como ejemplo, las refinadoras dicen que tienen los tanques de almacenaje llenos, al punto que pueden abastecer las estaciones de servicio sin necesidad de comprar petróleo por tres meses.

¿Hasta cuándo durará el barril criollo?

El decreto señala que el barril criollo tendrá vigencia desde la fecha de publicación en el Boletín Oficial (no es retroactivo) hasta el 31 de diciembre, excepto que la cotización del Brent -el precio internacional del petróleo- supere los US$45 durante diez días consecutivos, y en ese caso cesaría la normativa y volvería a tomarse como referencia el valor internacional. En este período, además, la Secretaría de Energía podrá realizar revisiones periódicas del precio.

¿Qué complicaciones puede traer la medida?

Al aplicar un precio alto del costo del petróleo (y al tener prohibidas las importaciones), las refinadoras podrían optar por no comprar crudo. En este caso, hay que diferenciar las empresas integradas, como YPF y PAE (dueña de la marca Axion), que son productoras y refinadoras, de las refinarías independientes, como Raízen (opera las estaciones Shell) y Trafigura (a cargo de Puma Energy).

Si bien YPF y PAE se ven menos afectadas por esta medida, igualmente las impacta, porque deben pagar regalías sobre un precio mayor. Además, sus principales ingresos, que son las ventas de nafta y gasoil, darán pérdidas. Entre las dos petroleras son responsables del 70% del mercado de downstream (estaciones de servicio) y del upstream (producción). Por lo tanto, si estas empresas pierden plata, sus inversiones serán menores y habrá menos actividad.

El decreto, igualmente, obliga a las empresas a «mantener la planta de trabajadores y trabajadoras que tenían al 31 de diciembre de 2019». Esta norma será difícil de cumplir, advierten todas las empresas, ya que la demanda es mucho menor a la que había el año pasado.

Según las últimas estimaciones del mercado, el consumo de nafta y gasoil todavía está 55% y 30% por debajo de la demanda que había en las primeras semana de marzo pasado, previo a la cuarentena. Eso significa igualmente una recuperación de los 80% y 50% a los que llegó a caer el consumo apenas comenzó el confinamiento.

Por: Sofía Diamante (La Nación)

 



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