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La canasta de verduras y hortalizas se disparó 70% en la región

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La población de Neuquén y Río Negro no para de sentir el impacto de los precios de los alimentos en sus bolsillos. La canasta de verduras en la región se disparó productos de los efectos inflacionarios, la falta de oferta y una abusiva remarcación de ciertos productos.

Los valores mayoristas crecieron -en promedio y en términos interanuales- 70% en la franja mayorista y más del 100% en las góndolas minoristas. Es decir, que duplicaron los niveles de inflación para el consumidor.

Cabe destacar que, en esta parte del año, poco más del 40% de la oferta de verduras y hortalizas llega desde el norte de la barrera sanitaria y el restante cerca del 60% se produce en tierras de la región.

La condición climática fue uno de los factores que más influyó en el precio final de muchas de las verduras y hortalizas que se venden en la zona, confirmó el gerente del Mercado Concentrador de Neuquén, Diego Molina.

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“Tuvimos algunos productos que se elevaron un poco más por las sequías y las altas temperaturas en enero”, destacó. Este es el caso del tomate, la lechuga y otras verduras de hojas, que “por las altas temperaturas se queman rápido”. Desde diciembre hasta hoy, la que más aumentó es el atado de ocho kilos de acelga, que saltó 500%, pasando de valer 200 pesos a 1.200 pesos.

Los números -en términos interanuales para limitar los desvíos de la estacionalidad- reflejaron importantes alzas en la mayor parte de los productos. Al margen de lo mencionado con la acelga, el tomate -por kilo-mostró subas del 401%, la remolacha del 400% y la zanahoria del 271%, entre otros productos.

Por otra parte, “algunos valores se han ajustado a precio dólar, sobre todo los productos de origen exterior, importados” remarca el ejecutivo del mercado. Tal es el caso de algunas frutas como la banana, el kiwi, la palta y el ananá. De estos, el que registró mayores subas desde fin de año es el kiwi: la caja de 10 kilogramos aumentó un 61%, pasando de costar 4.000 pesos a 6.450 pesos. Sin embargo, todos son valores que se encuentran por debajo de la media inflacionaria registrada en la región.

Molina aseguró que “algunos productos ya se están estabilizando o están bajando”. Remarcó que esto se refleja en la disminución del precio de la berenjena, el choclo, los morrones de distintos colores, entre otros. Esto se debe a que hay producciones que son estacionales y los valores suelen sostenerse durante ciertos periodos del tiempo.

“Las variables que siempre juegan son las climáticas, que pueden generar escasez o abundancia», explicó. Esta situación se evidencia en la zona con la producción de peras y manzanas, que se vio afectada por las tormentas con granizo “y las grandes heladas que hubo”. El saldo de estas condiciones “se verá este año”.

Destacó a su vez que la demanda disminuyó en este último. Según expresó Molina, en el Mercado Concentrador no hay la cantidad de gente que solía haber meses atrás. Sin embargo, detalló que como el mercado provee también a localidades de la cordillera, “hay días que se encargan mucho, como ahora hasta el fin de semana largo”. A su vez, aseguró que la demanda “siempre va fluctuando, también por la disponibilidad de plata que haya en los centros y las ciudades para el consumo”. La caída de la demanda, sin embargo, no tuvo efectos en el mercado ya que los valores de la mayor parte de los productos crecieron en forma desproporcionada.


La oferta de Río Negro


La situación en Río Negro reproduce lo que pasa en Neuquén. En las grandes ciudades se observan importantes saltos en la mayor parte de las verduras y hortalizas.

Varios de los productores consultados en las zonas bajo riego que tiene la Provincia señalan a los costos como una de las principales variables que impulsó los precios en las góndolas. En Río Colorado, argumentan que son muchos los insumos atados al dólar como es el caso de los herbicidas, fertilizantes y el transporte, entre otros, que se termina trasladando al precio del producto.

Además, remarcan que las significativas pérdidas provocadas por las inclemencias del tiempo que azotaron -temporales de lluvia, granizo, heladas y golpes de mucho calor- terminó afectando sensiblemente la productividad de las explotaciones, disminuyendo los rindes históricos.

Particularmente, los productores señalan que la mayoría perdió entre el 30 y el 50% de su potencial cosecha por estas causas. Organismos oficiales por su parte señalan “que falta un relevamiento más profundo” pero los datos primarios que están sobre la mesa, las pérdidas están dentro del rango normal de un año de producción.

Distintas consultas realizadas destacan que esta caída de producción en tierras rionegrinas determinó que los proveedores mayoristas recurran a la producción extra regional con precios muy por encima de los que estaba convalidando la oferta local. También, por esta variable, lo operadores argumentan la suba de precios en las góndolas.


Costos de producción de tomate en torno a los 22 pesos por kilo


Un reciente informe elaborado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) asegura que en la región del norte de la Patagonia producir un kilo de tomates -en escalas comerciales- tiene un costo final que va desde los 19 pesos (con altos niveles de productividad) hasta los 26 pesos (referenciando una producción del orden de las 40 toneladas por hectárea).

Los problemas climáticos que se registraron en la región -tormentas de lluvia, granizo y golpes de calor- terminaron por bajar estos indicadores llevando los costos promedios a 22 pesos por kilo.

En una recorrida sobre los mercados mayoristas durante la semana pasada reflejan que el kilo de tomate redondo se terminó abonando poco más de 166 pesos el kilo llegando a la góndola a valores superiores a los 250 pesos en algunos supermercados de la región.

Estos precios ahora se están reacomodando a la baja por la mayor oferta que está llegando al mercado, pero igualmente no bajan de los 100 pesos por kilo en el mejor de los casos.

El estudio del INTA da cuenta en definitiva del abuso que existe en ciertos momentos con los precios al consumidor cuando el mercado se encuentra desequilibrado. Colocar en góndola un tomate genera ganancias extraordinarias para cualquier operador teniendo en cuenta los costos que tiene ese producto desde su plantación hasta ser colocado en una caja para ser destinado al mercado. “Es verdad. Los precios del tomate en esta temporada tuvieron muy altos, pero luego se acomodaron”, reflexionó un importante operador del sector. Y agregó: “Todo lo contrario ocurre cuando existe una sobreproducción; hay momento en donde no sabemos donde colocar el tomate porque recolectarlo sale más caro que el precio de venta”.

 

Fuente: (Río Negro)



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