DEPORTES

La historia de los dos amigos de Catriel que viajan al mundial de Rusia

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Francisco y Santiago son amigos gracias al fútbol y compartirán la experiencia de viajar a Rusia. El apoyo de la familia, clave para poder realizar su sueño.
El fútbol tiene un poder. Algunos todavía se encaprichan en demonizarlo, pero este deporte ostenta una capacidad de unir como pocas cosas en la vida. A veces, los vínculos se estrechan adentro de la cancha y otras, desde la tribuna.
 
Santiago y Francisco se conocen de toda la vida porque viven a cuatro cuadras en Catriel. Pero la amistad creció en los últimos tiempos y gracias a la pasión por el fútbol. Hace 2 años, junto a otros amigos, empezaron a viajar para ver a Boca y en distintas partes de país.
 
‘‘Somos cuatro que vamos a ver partidos y pasarla bien’’, explicó Santiago. Por distintas circunstancias, solo ellos dos fueron a Buenos Aires para ver Argentina-Perú (0-0).
 
En diciembre de 2017 Francisco comentó sobre su viaje para ver el mundial. ‘‘Qué lindo sería poder ir, te re felicito’’, le respondió su amigo. ‘‘Y vamos…’’, contestó Fran. No había mucho margen para la duda.
 
‘‘Me quedé pensando pero no lo tenía muy decidido. Cuando le conté a mis viejos, me dijeron que le diera para adelante y me embalé. Sacamos pasajes, tratamos de comprar entradas y se viene dando así. Es una locura esto de ir al mundial. Es cumplir el sueño de ver a Messi por segunda vez en una cancha’’, afirma Santiago con emoción y ansiedad.
 
Tuvo que acomodar los días de vacaciones en la mueblería donde trabaja junto a su familia. Será uno de los miles de argentinos que atravesarán el planeta para alentar al equipo.
 
Francisco se recibió el año pasado como periodista y viajó a Europa. Conoce lugares y estadios de los mejores del mundo, pero esto no se compara con nada.
 
‘‘El segundo gol de Messi a Ecuador sacó los pasajes para Rusia. Estoy contento de ir con Santi porque vamos a cerrar el ciclo. Bancamos en las eliminatorias y esto de ir a un mundial es un regalo de la vida. Soy futbolero desde chiquito. Pude ver los Stones, viajé a Europa, pero nunca había pensado vivir un mundial. Voy a cumplir 24 años el día del partido contra Nigeria. Cuando supe que Argentina jugaría ese día fue una felicidad tremenda, esa noche me fui de joda para festejar. Nací el 26 de junio de 1994, el día después del 2-1 a Nigeria con los goles del Cani’’, comentó.
 
Francisco cambió los planes de su vida. Volvió a Catriel después de estudiar en Córdoba con la idea de estar unos meses y volver a partir. Pero los caminos de su vida lo llevaron para otro lado.
 
‘‘Tenía planeado irme a Buenos Aires este año para seguir capacitándome y trabajar en Capital Federal. Esto del mundial me vino bien porque implicó quedarme acá estos meses trabajando con mis abuelos en un supermercado. Acá comparto mucho tiempo con ellos y mis dos bisabuelas todos los días, algo que durante cinco años no había podido hacer. Mis tíos, mis viejos son fundamentales para poder hacer el viaje. Le voy a agradecer por siempre a mi familia que me ayuden a cumplir este sueño’’, reconoció.
 
Ahora, los dos bosteros de la ciudad rionegrina son parte de un sueño colectivo. Para los argentinos, el hincha es un jugador más y, el hecho de que haya banca en las tribunas, no es menor.
 
Es cierto, el equipo llega en pleno proceso de reformulación, pero ¿quién le quita la esperanza a los fanáticos que hacen semejante sacrificio para aguantar los trapos del otro lado del mundo?
 
Tanto Francisco como Santiago se animaron a armar un once ideal con los 23 que lleva Sampaoli. La defensa es idéntica y del medio para arriba hay algunas diferencias. Pero en apoyar a la celeste y blanca no hay discusión.
 
Facundo Rumene (RN)



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