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Pantallas: solución para la cuarentena y enemigas para la visión

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El aislamiento social, acrecentó la utilización de las pantallas para mantener el contacto. El exceso de ellas puede ocasionar miopía, cataratas o lesiones en la retina
Ella se levanta y, mientras prepara el desayuno, prende el televisor y la computadora. El primero para que haga algo de ruido y de paso se informa un poco; la segunda para empezar el día laboral. Permanece así durante varias horas, se detiene a almorzar, pero luego sigue. Cerca de las cuatro de la tarde llega la hora de descansar. Revisa las redes en el teléfono para ver en que andan sus contactos y luego si, tal vez, deja las pantallas. Pero solo por un rato, al caer la tarde una videollamada con la familia o los amigos, la hace volver a la luz azul. A la noche, una película en la televisión; y, justo antes de dormir, un paseíto por las redes. Así termina un día lleno de virtualidad y pantallas.
Ella puede ser cualquiera, hasta puede ser él. Si se modifica el contenido de la virtualidad, ella también puede ser un niño, una niña, un o una adolescente y también un o una joven. El aislamiento social, preventivo y obligatorio transformó las actividades diarias. Hoy, y desde hace más de 50 días, todo es virtual. Se trabaja de forma virtual, se estudia online, el ocio está detrás de las pantallas y hasta las reuniones familiares o de amigos son virtuales. El tráfico de datos móviles aumentó, en la provincia durante la cuarentena, aproximadamente un 35 %.
Las pantallas permiten mantener rutinas y contactos esenciales para soportar el confinamiento, pero la constante exposición a ellas también tiene su costado negativo. Causa contracturas musculares, malas posturas y también afecta a la visión.
La sobre exposición a la luz de las pantallas causa fatiga visual, enrojecimiento, picazón y sequedad en los ojos; pero también puede llevar a miopías, cataratas y lesiones retinales.
“Nosotros estamos diseñados y acostumbrados para caminar por un lugar e ir mirando a distintas distancias, un metro, dos metros, tres metros, ir variando el punto de acomodación. La acomodación permanente a 30, 40, 80 centímetros de distancia produce un exceso de la acomodación de los músculos oculares, esto genera alteraciones musculares en los ojos. También cuando uno está muchas horas frente a pantallas, disminuye la cantidad de veces que se pestañea y esa disminución genera que el ojo se seque”, señaló Anabel Larrañaga, presidenta de la Sociedad Oftalmológica de Neuquén, sobre algunas de las problemáticas que provoca la larga exposición a dispositivos electrónicos.
Y detalló: “La luz azul de las pantallas tiene una longitud de onda que produce algo que se llama fotoenvejecimiento. El fotoenvejecimiento hace que comiencen a producirse alteraciones a nivel ocular, a nivel del cristalino, de la retina, que lamentablemente algunas son irreversibles. Pueden formarse cataratas, lesiones retinales, dependiendo de la predisposición genética del paciente. Si hay problemas de base, con la exposición excesiva se agrava”.
Pero también, la oftalmóloga remarcó que la luz azul que emiten las pantallas de todos los dispositivos altera el sueño, sobre todo cuando la exposición se produce de noche y en la oscuridad.
Los más afectados por el uso constante de pantalla son los niños, pero también los adolescentes y los jóvenes. Es que el ojo se mantiene en formación hasta los 23 o 27 años.
“A los chicos es a los que más les afecta la exposición continua a pantallas, de acá a la China. Los adultos ya estamos formados, cuando sos más viejo lo único que afecta es el coronavirus, pero todo el resto estamos mucho más preparados que un niño, que está en formación tanto cerebral, muscular y visualmente”, subrayó Larrañaga al tiempo que agregó que “hasta los 23 o los 27 años te podés hacer un buen lío en los ojos por la exposición constante a las pantallas”.
La consecuencia más frecuente en los más jóvenes es desarrollar miopía, es decir tener dificultad para ver a largas distancias. “La acomodación del ojo en los niños produce bastante alteraciones a nivel miópico. El ojo en formación no es lo mismo que un ojo ya formado, el ojo en formación tiene una capacidad de adaptación enorme. Entonces si un niño, o no tan niño, está muchas horas frente a pantallas va a tener miopía, la gravedad depende de la genética”, señaló al respecto la profesional.
“Nosotros cuando miramos algo, el ojo se acomoda, tiene seis músculos que se acomodan al punto focal que estás mirando, entonces lo ves nítido y el resto lo ves desenfocado. Si permanentemente estás enfocando cerca miopizas, el ojo se elonga y hasta a veces se producen espasmos de la acomodación que serían como un calambre en el que el ojo queda en esa posición hasta que se deja de usar la pantalla”, agregó Larrañaga sobre cómo se puede producir miopía por el abuso de exposición a dispositivos electrónicos.
La forma de evitar las complicaciones oftalmológicas es aparentemente simple, evitar o controlar el tiempo de exposición a las pantallas. En cuarentena, todo se complica, pero hay que intentarlo. Pequeñas y periódicas pausas, contacto con la luz natural y hacer foco en objetos lejanos son algunas de las recomendaciones para estos tiempos de aislamiento social.
 

POR MARÍA PÍA MENDIBERRI (Río Negro)



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