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Por qué nos cuesta más esta etapa de la cuarentena

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Luego de más de 30 días debemos dejar de esperar el final, de planificar todo lo que vamos a hacer cuando esto termine y ser concientes de que el aislamiento se va a prolongar.
Ya pasamos el primer mes de encierro y cada uno de nosotros comienza a sentir los efectos. Claro está que la cuarentena no representa en todos lo mismo, pero hay un punto en el que casi todos coincidimos: nos hemos vuelto mas reflexivos y estamos aprendiendo a aceptar una nueva realidad con los cambios que esto trae, sobre todo en nuestro animo, al sentir cierta angustia cada vez que se anuncian mas días de aislamiento.
Nos encontramos en muchos casos haciendo una negación de la realidad por miedo o pánico a éste temido virus, y esto se escucha en frases como: “esto no puede ser cierto”, “esto no puede estar pasando” que lleva a muchas personas a estados de dependencia, o en el polo opuesto, desapego.
En ambos casos, es una respuesta bastante frecuente de nuestro ánimo frente a la incertidumbre de no saber cuánto más tendremos que estar aislados y con la amenaza permanente de contagio, el estar apegados a nuestros seres queridos o por momentos no querer hablar con nadie porque nos sentimos tristes o apagados.
 
Las emociones se manifiestan y se sienten en diferentes modalidades y aquí cito algunas situaciones que observo:
– Están quienes se alegran por verse con alguien unos minutos, de forma casual, a más de un metro de distancia, sin saludarse y con la cara tapada , pero al menos escuchan su voz, se cuentan un poco de su día y esos cinco minutos casuales son valorados y disfrutados con mucha intensidad . También están quienes todavía se niegan a hablar por video llamada porque el verse o escucharse sin poder darse un abrazo les genera angustia o temor a no poder manejar la situación y tener que exponer una emoción como la tristeza frente a cámara.
– Situaciones que veíamos como algo muy poco probable de hacer (entrenar , correr carreras virtuales, tener sesión de terapia por Skype y hasta cursar una carrera universitaria netamente por web), hoy forman parte de los nuevos canales de aprendizaje que estamos incorporando y con los cuales tendremos que aprender a convivir. Esto pone a prueba sobre todo a las personas mayores que no tienen tanta relación con la tecnología y hoy deben pagar, cobrar o incluso estudiar a través de un dispositivo, haciéndolos sentir muy frustrados porque aparte de tener dificultad en la comprensión, muchas veces están solos sin alguien que los pueda ayudar.

– Las relaciones de pareja se han puesto a prueba: “el encierro te acerca o te separa”, se escucha a menudo entre quienes asumen lo difícil que resulta la convivencia, sobre todo cuando no se está acostumbrado a pasar muchas horas o incluso días en el hogar. Sin dudas cuando la cuarentena pase, quedará una pregunta: ¿qué tan tolerantes somos cuando debemos adaptarnos también a la presencia de un otro?
– “Son unas vacaciones mas largas”, “yo estoy disfrutando mi casa como hace mucho no lo hacia”, “no me parece algo tan terrible”, dicen quienes no padecen el encierro y aun no experimentaron sintomatología ansiosa. Mientras que en la vereda de enfrente están los que caminan por las paredes porque no soportan más la vida dentro de casa y solo piensan en cuántos días quedan para poder abrir la puerta y “no volver por un tiempo”.
Les recomiendo comenzar a controlar éstos estados ansiosos porque si solo nos centramos en la preocupación de cuánto falta, solo generaremos más ansiedad y menos soluciones.
Punto aparte para los mas pequeños, que también la están pasando mal y muchas veces no nos detenemos a pensar en cómo se sienten ellos ya que solo nos enfocamos en el revuelo que hay en casa, en no saber cómo distraerlos o calmarlos. Sepan que es muy triste para ellos no poder festejar su cumpleaños, salir a jugar, ver a sus amigos, y el tener en su cabecita la idea de que “algo pasa afuera de casa pero nadie me dice qué es”.
Es importante saber, que éste panorama estresante y todo el sinfín de emociones y manifestaciones conductuales que lo acompañan día tras día, no tiene edad ni se da en un tipo población determinada, pero ha dividido a la sociedad en dos grupos muy marcados: por un lado, aquellas personas que pese a padecer las dificultades que conlleva el aislamiento (económicas, laborales, familiares, etc), hacen caso al mismo, respetándolo para su cuidado y el de los demás como plantea la ley; y por el otro lado, aquellas que se empecinan en seguir generando boicot al aislamiento, organizando reuniones, viendo gente, queriendo viajar, subestimando la situación o minimizándola con frases como: “esto no tiene sentido”, “es todo un invento“, “yo no me dejo imponer ideas para estar en una dictadura” o “de igual forma todos vamos a morir”, entre otras.
Este tipo de conducta desafiante, se debe en muchos casos a que somos una sociedad que no está acostumbrada a cumplir ordenes, y a este se le suma la falta de conciencia solidaria, sobre todo en personalidades que tienen dificultad con los limites y son impulsivas, por lo tanto tienen muy baja tolerancia a la frustración porque “nadie les va a venir a decir lo que tienen que hacer”. Así, hasta que no son penalizados, no dejan de tener este tipo de conductas que tanto enojan a quienes sí tienen conciencia solidaria y hacen las cosas bien.
Todos estamos aprendiendo a vivir en una nueva realidad y a plantear nuevos procedimientos de acción para sobreponernos a la adversidad.
Luego de mas de 30 días debemos dejar de esperar el final, de planificar todo lo que vamos a hacer cuando esto termine y ser conscientes de que el aislamiento se va a prolongar e inevitablemente afectará en nuestro estado de ánimo. Es por eso que debemos enfocarnos mas en proyectar el día a día, no sobrecargándonos de tareas para estar permanentemente ocupados, sino centrarnos en una o dos actividades para que los recursos no se agoten y podamos tener diversas actividades.
Recuerden que debemos ser objetivos y no querer evitar o negar la realidad que vivimos sino mas bien enfrentarla y tomarla como un nuevo desafío.
Basta de pensar en lo que nos perdimos, en lo que tuvimos y tendremos que suspender, en las cosas que no van a poder ser, y en todo aquello sobre lo que no tenemos control.
Intentemos “amigarnos” con éste momento histórico que quedará grabado para siempre y empecemos a trabajar con nosotros mismos nuestras potencialidades para no solo salir mas fortalecidos sino también para que el día a día pueda ser vivido sin tanta incertidumbre y nuestras emociones poco a poco se vayan equilibrando.
Queda un tiempo por delante, no pongamos fechas ni especulemos porque eso no va a adelantar el transcurso de los acontecimientos. Vivamos el hoy, reflexionemos, saquemos aprendizajes, valoremos e intentemos sonreír un poco mas. No se olviden que los pensamientos y emociones negativas debilitan el sistema inmunológico y hoy  tiene que estar más alto y fuerte que nunca. Para finalizar, recuerden la leyenda del rey: “Esto también pasará”.
Lic. Julieta Jacobi (psicóloga – MPN 1492)



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