«La responsabilidad institucional que el propio sindicato debe asumir también es de cara a la sociedad, las familias y la comunidad educativa en general, en el marco del compromiso como sociedad en su conjunto, luego de dos años de pandemia, donde continuaron cobrando sus salarios, en un contexto donde las economías regionales se derrumbaron y las familias tuvieron que paliar la crisis sanitaria, económica y social. Sumado a ello, nuestros/as estudiantes -en algunos casos- tuvieron que sumarse a esas actividades del trabajo familiar para garantizarse la alimentación cotidiana», continuó.
En este sentido, Carrizo remarcó que «ese tejido social lesionado afectó a nuestros/as estudiantes, que merecen la continuidad y fortalecimiento de sus trayectorias, lo proponemos en las aulas, con un refrigerio y un plato de comida, con acompañamiento pedagógico y socio-comunitatio con la intención de coadyuvar las realidades familiares, que muchas veces es cruda».
«No es un paro a las políticas de Gobierno, es un paro hacia ellos mismos con efectos en las escuelas», concluyó.