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Crisis: ¿Por qué faltan ladrillos en la región?

La actividad ladrillera artesanal registró en los últimos años una fuerte baja que complica cada vez más al proceso de elaboración que tiene epicentro en Allen y otras ciudades de la región como por ejemplo, Cinco Saltos. Faltan ladrillos y el fenómeno se debe puntualmente a la escasez de mano de obra preparara para llevar adelante el oficio ladrillero.

«No están viniendo los trabajadores de Bolivia y eso se siente demasiado. No hay gente para trabajar como ocurría antes», afirmó Javier Solís, presidente de la Asociación Árbol Río Negro, entidad que nuclea a ladrilleros de la Colonia 12 de Octubre de Allen. Los cortadores de ladrillo, oficio que trajeron los inmigrantes bolivianos, no llegan a la zona porque la ecuación económica ya no les favorece como en años anteriores. Entonces, se quedan en su país.

«Sin mano de obra, es imposible la elaboración de ladrillos. En campamentos en los que antes había 8 ó 10 obreros, ahora hay menos de la mitad. La verdad es que el panorama que tenemos es cada vez peor. Y acá no hay trabajadores que quieran aprender el oficio», agregó Solís.

En la Colonia 12 de Octubre, tierra de producción ladrillera por historia en el Alto Valle, llegó a haber un centenar de campamentos ladrilleros con trabajadores, casi en su totalidad de Bolivia, que se asentaban con sus familias para trabajar en la temporada del ladrillo. Hoy apenas queda 60 campamentos y la mitad – señaló Solís – están sin actividad, abandonados o en alquiler.»Acá, en la Colonia 12 de Octubre, llegaron a salir por día camiones con 100.000 ladrillones diarios para diferentes ciudades. Hoy no creo que estemos por encima de los 20.000 diarios. Todo se desplomó. El precio de la materia prima que usamos para elaborar los ladrillos también se fue por las nubes y eso nos perjudicó a todos», agregó.

Sin obreros calificados, no hay nuevas quemas de hornallas de ladrillos. Algunos propietarios de campamentos están intentando buscar mano de obra en el norte del país, donde hay obreros que conocen el oficio. Sin embargo se les hace cada vez más difícil tentarlos con una buena oferta económica para que se radiquen en la región.

«Esto es lo mismo que si tenés una chacra y no tenés peones para trabajar y levantarla cosecha. Sin obreros bolivianos, la actividad no funciona. Tenemos el lugar, hay propuesta de armar campamentos en otros municipios pero sin mano de obra es imposible», concluyó Solís.

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