Moda sustentable y ética
La moda es una expresión de la sociedad en la que vivimos, razón por la cual, es tan
diversa y cambiante. Cada 6 meses se renueva y le da a los fanáticos del estilo ciertas
directrices a seguir, mientras que a los más escépticos les brinda algunas posibilidades que
perciben de manera inconsciente como el famoso “color de la temporada”.
Ahora bien, las grandes marcas de moda, que han sido muy codiciadas desde el siglo
pasado, están cambiando su manera de hacer las cosas ¿La razón? Los consumidores
necesitan sentir algo más que ir a la moda, necesitan implicarse en el proceso de
elaboración y que este responda a técnicas responsables y éticas.
¿De qué se trata la moda ética y sustentable?
Cuando se habla de moda sustentable y ética no se trata de una tendencia del momento,
sino de una manera de hacer que las prendas sigan los requerimientos del gusto de las
masas siguiendo protocolos que permitan la conservación del planeta y un trato laboral
justo.
Es decir, que el usuario está buscando disminuir el impacto de la contaminación, ya que la
industria de la moda representa el 10% de las emisiones contaminantes mundiales del
medio ambiente. Al igual que sucede con los casino en vivo, se están presentando
alternativas electrónicas diseñadas bajo estrictas políticas de responsabilidad.
Es posible afirmar que hoy en día se presenta una visión desafiante en materia de
producción en masa de ropa que pueda ser económica, en la que las condiciones laborales
son injusta y en algunos casos inhumanas, cambiar esta realidad es una de las principales
metas de este movimiento al que cada día se suscriben más y más marcas ya establecidas
en la industria al igual que los nuevos emprendedores que luchan por abrirse paso en este
feroz mundo del fashion business.
¿Cuáles son las diferencias entre sostenibilidad y moda ética?
A pesar de guardar similitudes importantes; si bien es cierto que, las dos buscan una
producción y forma de consumo responsable, se enfocan de manera distinta. La moda ética
se enfoca en lo “humano”, es decir, en la defensa de un trato justo e igualitario para
aquellas personas que están involucrados en el funcionamiento de la moda, esto barca a los
recolectores de los materiales primarios hasta los empleados que se encargan de la gestión
de las tiendas.
Con ello se busca, un salario más justo, condiciones laborales seguras y limpias, además
de un trato de respeto a los trabajadores, quienes son considerados los nuevos esclavos de
este siglo, en la que los niños también se encuentran siendo víctimas de esta cara de la
moda.
Por su parte, la moda sostenible o sustentable, tiene un enfoque en el impacto
ambientalista, con esto se refiere a minimizar el daño ambiental utilizando técnicas y
materiales que respondan a esta búsqueda, por ejemplo, la utilización de materiales
orgánicos o reciclados, la reducción de residuos, reutilización del agua que es el primer
recurso natural que sufren los embates de la producción, favoreciendo la “la moda lenta”,
que apuesta por la calidad de las prendas y su longevidad.
Algo interesante sobre estos conceptos, es que esto incluye el universo del bienestar
animal, ya que rechaza contundentemente el uso de compuestos o productos derivados de
animales en los que su obtención implique sacrificio, daño o crueldad hacia ellos. Quienes
se pregunten ¿Qué diferencia hay entre la lana y la piel de zorro?
Qué para obtener este material hay que esquilar a las ovejas, una práctica benigna que les
garantiza bienestar en su piel siempre y cuando se haga de manera ética, mientras que
para obtener la piel del zorro, hay que cazarlo y sacrificarlo lo mismo que la piel de cocodrilo
en la que para un bolso de tamaño pequeño se necesitaría alrededor de 3 especímenes
grandes, porque solo es utilizable la parte de la barriga.
El llamado al consumo ético y responsable
Para que se logre un verdadero cambio, los consumidores deben enfocar su manera de
hacer las compras un tanto diferentes, ya que esto significa pagar un poco más por aquellos
productos que cumplan estos requerimientos, entendiendo que serán de una calidad mayor,
y producidos de manera más responsable y justa. De este modo, el comprador podrá
ahorrar mucho más en el futuro que si optara por el fast fashion.
Cómo se puede concluir, se trata de dos conceptos diferentes que se entrelazan para crear
una nueva consciencia en el consumo, en el que se empiezan a gestar alianzas poderosas
que permiten al usuario no solo hacer uso de una prenda que se le vea bien, vaya con sus
gustos, sino que, también vaya acorde con su sistema de creencias.