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Sufrió un ACV y un protocolo inédito le salvó la vida en Vaca Muerta

Un brazo paralizado y una serie de dificultades para mover el lado izquierdo de la cara fueron los signos de alerta para una joven de Rincón de los Sauces. Y fueron, además, los elementos que pusieron a prueba el funcionamiento de la red de ACV de la provincia de Neuquén. La atención rápida y coordinada entre los profesionales de salud de Neuquén capital y el interior llegó a tiempo para la paciente y demostró por qué la ley provincial de ACV -una norma pionera en el país- tiene sentido.

La ley provincial 3.263 fue la primera norma de este tipo sancionada en Argentina y apunta a integrar los sistemas de salud público y privado para dar una respuesta integral a los pacientes que sufren un accidente cerebro vascular (ACV). Si bien Neuquén capital y otros puntos más poblados de la provincia contaban con las herramientas para diagnosticar y tratar esta afección, el tiempo es el verdadero factor decisivo para los pacientes. Por eso, los centros primarios de atención que dan respuesta urgente a los primeros síntomas pueden significar, en muchos casos, la diferencia entre la vida y la muerta.

«El tiempo es el factor más importante en el tratamiento del ACV porque existe una ventana terapéutica de cuatro horas y media desde que aparecen los primeros síntomas. Más allá de ese lapso, el paciente puede morir o quedar con secuelas», expresó la médica neurocirujana Miriam Vicente, que coordina la red a nivel provincial. Si bien la red permitió brindar atención en primera instancia en ciudades como San Martín de los Andes, Villa La Angostura, Zapala o Chos Malal, la decisión del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa de crear una red Neuro Cardio Protegida multiplicó los puntos de atención.

De esta manera, las clínicas que gestiona el sindicato en Rincón de los Sauces, Plaza Huincul y Catriel, en Río Negro, también son agentes en el tratamiento de esta afección, con personal capacitado para identificar los síntomas a tiempo y hacer los estudios pertinentes. Ellos, además, están al tanto del valor que tiene cada minuto para salvar a una persona que sufre un ACV.

La joven de Rincón de los Sauces llegó a la clínica el martes a la medianoche, una hora después de sentir los primeros síntomas. Aunque no es una trabajadora del rubro de la energía, utiliza los servicios médicos del centro de salud por el convenio que tiene con el resto de las obras sociales. «La médica que lo recibe lo identifica inmediatamente como código rojo, lo mismo que sucede cuando llega una persona con dolor en el pecho», dijo Vicente y agregó: «Por eso se le realizó una tomografía y coordinaron una videollamada conmigo para que yo pudiera ver los síntomas y decidir si hacía falta administrar la medicación».

Tal como está estipulado en la red, a partir de este trabajo coordinado se decidió administrar una ampolla de rtPA, cuando habían pasado dos horas de los primeros síntomas y estaba aún abierta la ventana terapéutica. Después, se coordinó su traslado a Neuquén capital, a donde llegó ya con plena movilidad de sus miembros. «Una vez que se trata el ACV, se sigue el tratamiento pero enfocado en el diagnóstico de las causas y los factores de riesgo», expresó la profesional.

Aunque tradicionalmente se asocian los ACV a los adultos mayores, la incidencia de esta afección en la población joven crece a un ritmo veloz. «Un estudio que se hizo en 2020 demostró que un 69% de los ACV afectan a menores de 60 años», dijo la neurocirujana y agregó: «Tiene que ver con el incremento de los factores de riesgo, que incluyen sedentarismo, obesidad o sobrepeso y otros hábitos de vida».

La medicación es costosa pero es la misma que se utiliza a nivel mundial y que se consigue con facilidad en las droguerías. Su aplicación se define a partir de los resultados de una tomografía simple, por lo que no hace falta equipamiento de complejidad para realizar el primer diagnóstico. Sí es necesario que exista personal capacitado para interpretar los estudios y actuar rápido tanto en el tratamiento como en los traslados de los pacientes.

«Cuando alguien sufre un ACV en un punto alejado, es importante que existan estos centros primarios de atención», dijo Vicente y agregó que la ley también fomenta la capacitación del personal a cargo de los traslados sanitarios, que exigen un monitoreo permanente de los pacientes hasta llegar al centro de mayor complejidad.

Más allá del esfuerzo coordinado de los profesionales de la red, el rol de los pacientes y sus allegados es igual de importante para ganar ese tiempo valioso que evita un desenlace fatal o secuelas graves. «Los tres síntomas fundamentales son debilidad de la mitad de la cara, la parálisis del brazo o pierna y dificultad en el habla; no hace falta percibir los tres, con sólo identificar uno hay que acercarse inmediatamente a un centro de salud», concluyó Vicente.



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